martes, 15 de mayo de 2018

Cuando ya no queda nada

¿Cómo se hace uno responsable de su nada?
La sociedad de lo imperturbable yace dormida (o quizá muerta) desde hace años. Tal vez por eso ya no nos sorprende ver muertos tras la pantalla y son sólo un recurso mediático para ganar audiencia. Sin embargo, creo que, a pesar del mundo del mañana lleno de efímeros, de pasatiempos, de "ahora sí, pero luego, ya no sé", permanece lo inmutable.

Siento que sólo la muerte es estable, que no puede cambiar de estado o posición. Y, aún así, también la muerte parece pasajera en estos tiempos. Entonces, ¿qué sucede cuando no sucede nada?
Parece una falacia, y quizá lo sea, decir que no pasa nada en un mundo en movimiento continuo. Porque puede que hasta la nada se convierta en algo cuando la nombramos. Pero a veces, más a menudo de lo que pueda creerse, no pasa nada.

Se emborronan las líneas escritas hace décadas y los recuerdos se desvanecen como si el presente hubiera decidido que el pasado "ya no existe". ¿Hasta qué punto desaparece algo cuando dejas de nombrarlo? Las causas de una herida pueden ser claves en los sucesos que la siguen. Así, el pasado continúa formando parte de presente aunque no se dé de manera inmediata. Y continúa inmutable en su mutabilidad de consecuencia respecto al hoy, al ahora.

No pasa nada. Pero hasta cuando nada pasa, ocurre algo. ¿Cuáles son, pues, las consecuencias de la nada?

Quizá algún día sepamos comprender el silencio e impasibles, sostengamos nuestra nada eterna.

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