viernes, 20 de octubre de 2017

¿Sabes?

Sabes a café por la mañana un día de lluvia;
de esos que apetece manta y peli
(pero a tu lado).

Sabes a un trayecto interminable
de palabras
que ruedan por tu boca hasta llegar a mi ombligo.

Sabes a recuerdos de limón
y a lágrimas de fresa.

Sabes a cisne enjaulado en una celda de cristal
que vive su última cena como si fuera un niño.

Sabes a bambú en medio del bosque, libre, móvil, verde vida.
Sabes a vida.

Y tu rostro me recuerda a un mar aséptico
hasta que doy con tus ojos, y descubro, anonadada,
que hay tormenta en tu interior.

Sabes a luciérnaga.
A luz que ilumina, que no quema,
que ilumina tus caricias,
que atraviesa mis palabras por cada rendija que dejo abierta.

Sabes a luminiscencia.
Sabes a luz.

¿Pero sabes?
Todo eso lo recuerdo, no lo sé.

Creo que he sentido el perdido del gusto.


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