Caminaba
por las calles de mi ciudad, cuando lo vi. Entonces lo ignoré, mas ahora me
arrepiento. Porque aquello que vi era lo que más anhelaba en el mundo. No era
oro, ni diamantes, ni el hombre de mi vida. Era un sueño, que dejé escapar
porque desconocía su valor. Ahora, cada noche recorro esas calles, con la
esperanza de que aparezca de nuevo ese sueño: Mi libertad.
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